18 ago 2011

EVENTOS TITIRITEROS: madurez y dignidad

Reflexiones que tuvimos despúes de un par de encuentros titiriteros bolivianos...

Si bien los espectáculos artísticos, los talleres y los contenidos de los debates de los temas de interés colectivo son lo central, el hospedaje y la alimentación tienen también su relevancia. Con conciencia del esfuerzo que supone al o los anfitriones, pues lo hemos sido, pero con la sinceridad necesaria para seguir construyendo...

1.- Un artista participante de cualquier evento, lo hará en la plenitud de sus condiciones si ha podido descansar. Si ha sufrido frío, si su sueño ha sido interrumpido por ruidos o escándalos o tenido que aguantar malos olores... con seguridad que su capacidad estará mermada, además de afectar (con su "mal humor") al conjunto de participantes.

2. Si bien es atractivo e interesante compartir en espacios populares (mercados) y comida típica, será valedero evaluar la calidad de la alimentación que ofrecen. En tanto espacios para el debate, deberá tenerse en cuenta que son transitados, buscando alguno que al menos otorgue un mínimo de "privacidad" (no estar expuestos al agitado trajín o a la urgencia de atender a otros clientes que reclaman las mesas de los invitados al evento).
 

3.- Todo esto redunda en el trato digno que nos merecemos. Mucho tiempo y aprendizajes han transcurrido desde los primeros eventos- encuentros de teatro popular. Los encuentros actuales pueden repetir prácticas juveniles de aventura... pero también hay un peso y una expectativa según la generación que lo encare. Son los propios artistas los que organizan los Festivales, premios o lo que se llame... ¿Si los propios titiriteros no respetamos a los titiriteros, que esperamos del resto?
 

4. Al margen de eventos puntuales que han incurrido en estas fallas, varios otros ofrecen condiciones dignas de la experiencia que sus organizadores llevan a la espalda. Y se agradece.
 

El trabajo que se refleja en los espectáculos, la autoexigencia y profesionalidad son la contraparte de los artistas al trato digno que de sus propios colegas (y cualquier otro convocante) merecen.  ¿O quizá le tenemos miedo a no ser invitados a una siguiente versión si decimos nuestras observaciones? ¿Mediocridad se paga con mediocridad?

Atentamente. Grober Loredo
Agosto 2011