27 sept 2015

El "Peter": más allá de los síntomas

POR: GROBER LOREDO O. | 27/09/2015 - Ramona


Sobre cómo se encara y debería encararse el Premio Nacional de Teatro Peter Travesí Canedo, único por sus características en el país.
El Peter Travesí es el único Premio Nacional de Teatro que -habiendo sido concebido y demandado por los teatristas- tiene el respaldo de una ley y recibe fondos públicos, lo que lo expone al escrutinio público y la crítica de los propios artistas. Razones no faltan.

Las observaciones suelen apuntar a la carencia de escenarios con equipamiento adecuado, la poca atención a los requerimientos técnicos de las obras clasificadas, la incompetencia de los organizadores, la falta de promoción del evento, la tardía comunicación de los resultados, la nunca oportuna conformación del Comité de Selección, las dudas sobre la imparcialidad de los jurados o los vacíos en la convocatoria… Si bien todas estas son evidencias que se alternan y/o combinan “creativamente” en cada versión del “Peter”, no son más que síntomas. Pero, entonces, ¿cuáles son las causas?

De los “dueños del Peter”: poderosos y fantasmas

La ley que da vigencia al Peter Travesí instituye un Comité de Administración (máxima autoridad), conformado por cinco entidades: Gobernación, Alcaldía, Universidad Mayor de San Simón, IBART (entidad de los artistas de teatro) y Sociedad de Poetas de Cochabamba. Las dos primeras tienen todo el poder ya que ponen la plata (para los premios en efectivo y la cobertura de parte de los costos). Las restantes tres instituciones son solo fantasmas. Figuran pero no deciden.

Si bien los recursos económicos que permiten la realización del Premio son públicos, las autoridades de Cultura (a veces uno, a veces el otro) consideran que el uso de este dinero requiere de su decisión/capricho personal. Generalmente es esta la razón para que el proceso de organización del Peter se inicie con retraso, y no permita resolver cuestiones propias de un evento como el que se espera que sea un Premio Nacional de Teatro.

Del Peter como “instrumento”

Para las autoridades transitorias -de un lado o del otro- tener el poder de decidir sobre el “Peter” supone en términos prácticos: poner en vereda a los artistas que se consideran seres especiales; utilizar a los artistas como escudo para resolver rencillas políticas o personales (“Mirá, yo apoyo, es el otro que no quiere”); defenestrar a cualquier persona que se destaque en la gestión, pretenda un mínimo grado de reglamentación o descubra irregularidades; elegir entre su clientela al operador (gestor) más dócil, aun sabiendo que no sabe nada, eso es secundario; retribuir favores a otros clientes que brindarán los servicios de sonido, imprenta, trofeos, etc.

Del otro lado del escenario

Sin duda que el reclamo “anual” de los teatristas es justo y merece atención y medidas concretas: convocatoria oportuna, comisión de selección y jurado confiables e imparciales, comunicación de resultados con suficiente plazo de anticipación que permitan y aseguren la presencia de los seleccionados en el evento, espacios adecuadamente equipados, programación razonable, apoyo logístico, promoción amplia, etc.

En todo caso, contar con un evento que satisfaga las expectativas de los actores requiere también de la participación activa de éstos en el proceso de construcción de una institucionalidad asentada en valores, objetivos, reglamentos, normas e instancias, tarea a la que los artistas le retacean su concurso.

Los “premiados” bajo sospecha

Con menor frecuencia, cada vez se cuestiona la selección de uno u otro elenco premiado, bajo sospecha de favorecimiento de algún componente de la Comisión de Selección por ser miembro, pariente o amigo del grupo artístico observado.

Es de esperar que la Comisión de Selección -conformada por actores, directores o críticos teatrales- no tenga vínculos con los postulantes (algo establecido en reglamento) o preferencias previas sobre determinados elencos. Favorablemente, ésta es una asignatura que se va salvando de a poco, en el entendido que ser parte de la Comisión de Selección es una muestra de confianza, pero también un servicio a la comunidad.

No caería nada mal que, cerrado el plazo de postulación y una vez nominada la Comisión de Selección, sean publicados los nombres de los elencos y de los (posibles) miembros de la Comisión. De este modo, y en un plazo razonable, podrían presentarse y salvarse las observaciones.

Una de varias conclusiones

El Premio Nacional de Teatro Peter Tavesí Canedo tiene una ley que lo ampara. Los recursos económicos (básicos) que lo respaldan son parte del presupuesto anual de la Gobernación y la Alcaldía, que tienen la obligación de velar por su buen manejo, pero nada más. La organización del evento debe estar en manos de un entidad especializada, cuyas tareas deberían comenzar apenas concluida cada versión del Premio.

* Grober Loredo es parte de Títeres Elwaky y estuvo a la cabeza del premio Nacional de Teatro en las versiones 2011 y 2012

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