- Un espacio referencial para los títeres y titiriteros. Los interesados sabrán donde acudir para solicitar servicios;
- Un espacio de ejercicio y muestra permanente (todas las semanas, con al menos una presentacion), cuya reiteración permitirá que se convierta en "sentido común";
- La relación permanente con el público que obliga a mejorar la calidad de los espectáculos;
- La necesidad de realizar nuevas producciones;
- La posibilidad de recibir "visita" de otros titiriteros, por tanto, la posibilidad de abrir nuevas perspectivas estéticas y técnicas;
- En un periodo prudente (2 a 3 años), la posibilidad de constituir a éste -en términos económicos- como un espacio autosostenido, que garantice su permanencia en el tiempo.
Pero, el otro lado de la medalla de los beneficios son las obligaciones y responsabilidades (sacrificios) que deben asumirse. ¿Alguien se anima a "sacrificarse" para poner en marcha otra sala en el pais?
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