21 abr 2020

Títeres y pandemia

Desde hace quince años Abril es el mes de los títeres. A estas alturas los títeres gigantes ya hubieran anunciado por las calles el evento; y la abuela Tita invitado al público desde algún canal (de los que no cobran). Fluirían funciones, risas, problemas técnicos, ingresos, todo en un equilibrio trabajado durante años para amar lo que hacemos y vivir de ello. Vivir. 
Y es que aunque las artes articulen nuestra forma de vida, contamos nuestros centavos con mucha consciencia, comemos sano porque sabemos que no habrá sistema de salud que nos atienda.

Los títeres, ¿un derecho?
A pesar del bajo costo de las entradas del Festitíteres (para ser internacional), aún no entraba en el presupuesto de muchas familias trabajadoras.
¿Seguirán siendo estas expresiones para quien las pueda pagar? ¿Cuántos creen que el Estado debe garantizar el acceso a ellas? ¿Podrían llegar a considerarse un derecho en un país que ni servicios básicos puede garantizar a sus ciudadanos, que desvaloriza su trabajo y anhelos? Hoy miles ni siquiera pueden regresar a su hogar. Y muchos están pasando hambre, poniéndose con ello más susceptibles a cualquier enfermedad. 
Nosotros podemos trabajar puertas adentro, administrar cuidadosamente nuestras horas del día, cuidar un pequeño huerto, observar el ritmo del país... Abrir las maletas de títeres pero...
Nos preguntamos:

¿Quién necesita a los títeres?
¿Dejará algún día de ser “títere” un insulto?
¿Contamos los unos con los otros? ¿Quién es prescindible? ¿Quién decide de quién prescindiremos?¿Estamos preparados para lo que vendrá? ¿Está bien alimentada nuestra gente?
 Junto a estas, palidecen otras preguntas que nos atañen… ¿Es sostenible la actividad de titiriteras y titiriteros? ¿Cuántas y cuántos habemos? ¿En qué situación? Cuando todo esto pase, ¿cuántos quedarán? ¿La sociedad necesitará la magia y alegría que decimos dar? ¿Seremos capaces de proveérsela? ¿Sobrevivirá en nosotras? ¿Volverá el Festitíteres?
La Caravana de los títeres quedó archivada hace años por razones obvias. En enero, con esfuerzo, pudo renacer el Titedanzante, nuestro festival de repertorio cancelado por el odio desatado en noviembre en nuestro país.
Seguimos, a pesar de todo, preparando el reencuentro y el abrazo.