Por: Ana Alvarado*
Fui invitada a escribir estas palabras por los amigos que tan
esforzadamente relevaron la información y luego editaron el libro, Títeres en
Bolivia. Agradezco el convite.
Leí con atención y, como me ha pasado en la visita a otros
países de América del Sur, me sorprenden las coincidencias, la necesidad, en
estos últimos años de dejar por escrito la historia de nuestro lenguaje,
nuestra tradición.
Por otra parte esto va unido a una intención de no quedar
anclado en esa misma historia y de buscar en los nuevos contextos socio-
culturales, nuevas formas de hacer.
Posiblemente sea a consecuencia de un cierto optimismo, de un espacio
mayor brindado a una tradición de arraigo popular.
En Argentina también tenemos dificultades para detectar frente a
la necesidad de conocer la historia del
títere local, las manifestaciones prehispánicas, los títeres o sus ancestros en
las culturas originarias pero abundan los personajes nacidos de leyendas orales
y los “pícaros” y héroes populares, que pertenecen a ambas culturas hispánica y
prehispánica.
Durante el siglo XX, a mediados aparecen en Argentina igual que
en Bolivia, los grandes maestros titiriteros, muchas veces “guanteros” y
trashumantes interesados en una
educación popular libertaria a través del arte de los títeres. Muchos de
ellos poetas, intelectuales y pedagogos “de izquierda”, comunistas, anarquistas
o simplemente artistas con gran sensibilidad social.
Jaime González Portal, Javier Villafañe, Guaira Castilla, Alexis
Antiguez, son algunos de esos nombres que hicieron escuela.
En nuestros países cuesta
imponer el títere con repertorio para público adulto. Hay pocos espacios donde
mostrar estos espectáculos. Lo mismo ocurre con la investigación formal que se
ve limitada, en muchas oportunidades, por la necesidad de sobrevivir
exclusivamente del trabajo para público infantil y en contexto pedagógico.
Como dice Juan Rodriguez en el libro del que hablo hay una
aparente oposición entre lo vernáculo y lo vanguardista que debería zanjarse de
una vez con espectáculos que sumen ambas opciones.
Además de titiritera, soy docente y trabajo en espacios
universitarios donde el títere está ganándose su lugar y se están generando
carreras de grado y de posgrado interesadas en problematizar nuestro lenguaje.
En uno de esos ámbitos conocí a Bayardo Loredo y a través de este libro me
entero que este talentoso joven tiene
una larga historia genética y profesional ligada al mejor teatro de títeres de
Bolivia. Le espera un camino maravilloso en este lenguaje.
Bienvenidas las publicaciones que en Bolivia, Colombia, México,
Brasil, Buenos Aires y seguro en muchos otros países, nos cuentan la historia
de los títeres americanos. Cuidemos estos libros y ojalá el gran libro que
releve lo mejor de los títeres en América del Sur se edite en esta zona del
mundo y no en Europa, como es lo
habitual.
Celebro este bello libro, nuevamente.
* Ana Alvarado - Universidad Nacional San Martín – Argentina
Fundadora del “Periférico de objetos”
Titiritera, directora de teatro, autora de teatro para público
infantil, investigadora y docente.
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